domingo, 6 de marzo de 2011

GONZALO ROJAS PIZARRO AÙN LLEVAS EL ESTANDARTE FAMILIAR







Usando la frase “ Mi Vieja Familia “, es como denomina a nuestra familia el tío Gonzalo Rojas Pizarro, el más ilustre de los ilustres y el que aún está llevando el estandarte de estos viejos Pizarro de Lebu. Originarios de la ciudad de Ovalle, estos antiguos Pizarro llegan a este Sur en los albores del año 1900, época de pleno desarrollo de las minas cupríferas que se explotaban en Tamaya ( pueblito ubicado entre Coquimbo y la Serena ), de propiedad de los señores Errázuriz, que son los mismos que inician también la gran explotación del carbón en Lebu, al iniciarse lo que todos conocemos como la Compañía Carbonífera de Lebu y que estos señores Errázuriz también advirtieron reconociendo la óptima calidad del cotizado carboncillo que en Lebu se comenzaba a extraer y, como decían los antiguos, éste de muy buena ley y que mejoraba notablemente la empresa cuprífera de la industria carbonífera que estos mismos señores tenían en Tamaya. Entonces, y es de deducir, que esta noticia corría rápidamente por este verde norte chico, y un buen día, éstos viejos Pizarro se vienen como grupo familiar sin ningún plan previo sino que la audacia y valentía de ellos, permiten esta llegada que viene a la cabeza de uno de los hermanos mayores, Ramón Pizarro Pizarro y sus hermanos, Abraham ( mi abuelo paterno ), Pabla y Celia (madre del poeta Gonzalo Rojas Pizarro ).
El primero en ocupar un puesto en la naciente Compañía Carbonífera de Lebu fue Ramón Pizarro Pizarro, quien ocupa un cargo como empleado.y quien llega más tarde a ser el encargado de lo que se llamaba la quincena en ésta Compañía y que era ademas adicionalmente el encargado de proveer todo lo necesario para sus flamantes trabajadores. Mi padre recordaba aquellas fichas de color rojo, azul y verde que entregaban a los trabajadores en estas llamadas quincenas. Después vino a ocupar el cargo de contador en esta misma compañia carbonifera Abraham Pizarro Pizarro, y así, lentamente la familia Pizarro se aclimataba en Lebu cambiando el cálido clima de Ovalle y sus reconocidas bondades, por un clima lluvioso de cielos muy grises y de violentos temporales, famosos por aquella época, pero, se logran enraizar de tal manera que históricamente fundarian sus familias en esta sureña ciudad. Por estos dias tambien se levantaba lo que todos conocimos como la "Amalia" que fue un asentamiento sólo para trabajadores de la empresa carbonifera cuyo nombre recuerda a la señora Amalia Errazuriz, como a si mismo El parque de Lota lleva el nombre de Isidora. Estos acaudalados señores de esta epoca honraban de esta manera el nombre de sus esposas. Por esta misma epoca alrededor del año 1904 llega ba a Lebu desde su lugar de origen, Ovalle, el joven Juan Antonio Rojas atraído por este nuevo boom que provocava la extracción de carboncillo y que es motivo y atracción para muchos jóvenes que por esa época también se congregan a esta naciente faena minera. Los coterráneos ovallinos se vuelven a reencontrar; probablemente este encuentro, debió ser en la Plaza de Lebu.
La historia familiar cuenta que Juan Antonio Rojas y Celia Pizarro se casan en Lebu en 1905. De esta relación nacen ocho hijos, cinco mujeres y tres hombres, siendo el séptimo el insigne poeta, quien nace en Lebu el 20 de Diciembre de 1917.
También en Lebu, encuentra el amor Abraham Pizarro, quien contrae matrimonio con Hortensia Soto Figueroa, perteneciente a un antigua familia lebulense. De esta relación nacen cuatro hijos, siendo su primogénito el historiador José Alejandro Pizarro Soto, quien nace en Bocalebu el 3 de Marzo de 1923. Así se funda esta vieja familia de estos viejos Pizarro, siendo yo un brote más de estas semillas que seguirán brotando por sabe por cuanto tiempo más.
Indudablemente hubo una época muy feliz para todos ellos, especialmente aquella niñez y sus episodios que tanta veces me tocó presenciar como esas entretenidas veladas en que trasnochábamos solo para escucharlos a ellos, me refiero a mi padre y a su entrañable primo Gonzálo, mientras la tía Hilda siempre preparaba algo rico para comer en medio de la conversa. Esto sucedía en el 7° Piso de aquel céntrico departamento que mi padre tenía en la calle Paris de la ciudad de Santiago, en donde hubo siempre dispuesto un dormitorio destinado al tío Gonzálo cuando aterrizaba por esos lares, y éste, recuerdo que miraba a la calle Juan Antonio Rios y que siempre lo ví repleto de libros sobre y debajo de la pequeña cama, y cuyas paredes solo reflejaban el amor por Lebu entre fotografías familiares, mapas y más libros. Afloran en mi estos recuerdos cuando mi padre y el tío Gonzalo recordaban el brutal destete de su amado paraíso, como ellos llamaron a su amado Lebu, el tío Gonzálo emigró de Lebu junto a su madre y hermanos después de la muerte de su padre el año 1921,

Algunos años después, se marchan definitivamente de Lebu. El tio Gonzalo recordaba, al igual que mi padre, el tren que echaba aquel feroz humo que se colaba por las ventanillas y que se impregnó por tantos años en su nariz, y mi padre que alcanzó a disfrutar más que el tio Gonzalo su amado terruño se marcha también junto a su familia aquel negro dia que siempre recordó, un 10 de Enero de 1940. Penas paralelas, entre amores que marcaron sus vidas en ese pedazo de tierra que fue para ellos su paraíso.
Por diferentes razones se había producido este destierro de los Rojas Pizarro y los Pizarro Soto, el primero la familia de Celia Pizarro Pizarro al enviudar en el año 1921 busca el apoyo y el amparo de su parentela en Concepción, Ovalle y Santiago y mis abuelos Abraham y Hortensia, al terminarse el contrato que Ferrocarriles tenía con la Empresa Carbonífera y esta pasa a ser del estado se terminan las regalías y el trabajo, mi abuelo opta por lo segundo y es trasladado a las oficinas generales de Ferrocarriles del Estado en la ciudad .de Santiago. Indudablemente, este par de prodigiosos niños ya habían recibido la energía aquella que también había atrapado a sus padres, despertando a su primera edad en medio de la lluvia torrencial en donde se dibuja la luz y el estampido del relámpago absorbiendo en esa etapa infantil todo el conocimiento que esa tierra logró impregnar en sus pequeñas mentes, que no me cabe la menor duda, cada cual en su línea fueron exteriorizando a partir de esta etapa y a lo largo de sus respectivas vidas.

Publicado en la Revista Cultural "El Bote", n 77, marzo-abril , 2011, Lebu.