miércoles, 14 de mayo de 2014

ENTREVISTA A RAÙL HERMOSILLA HANNE (II PARTE)







PP: Tù me aclaras algo, como buen historiador, yo te quiero preguntar, tengo entendido  que estos cañones, iban a ser destinados al Palacio Presidencial del cerro Castillo, que estaba en construcción en esa época.

RH: Claro, y llegaron a Valparaiso para eso,

PP: ¿Ese fue entonces el objetivo?.

RH: Pero allá no se pudieron instalar, porque el espacio es poco, el poco espacio que había y que sigue habiendo es para estacionar autos y cosas así, no no venían para ese espacio,  el arquitecto que era Vicente Koluvich, no quiso incorporar los cañones ahí porque no eran adecuados para la arquitectura de esa pequeña superficie para hacer un palacio presidencial, entonces quedaron ahí los cañones en Valparaiso guardados y en seguida cuando nombraron Intendente de Ministro del Interior a mi padre, ahí llegó un día don Manuel Suazo, apareció como a las ocho de la mañana en la casa de Santiago de mi padre, en la avenida San Luis, y llegó con dos camiones, un cañón arriba de cada camión, como regalo, para que los pusiera en el ante jardín que era bastante grande de una quinta ahí, así ya con los hechos consumados se fue con los cañones para La Moneda, los bajo ahí, instalo unas bases para ponerlos y claro les pusò una inscripción donde decía “Homenaje del pueblo de Lebu al Supremo Gobierno”. Con el bombardeo a la Moneda, ya además que estaban muy viejas esas maderas.

PP: ¿Las cureñas desaparecen?

RH: Se hicieron nuevas bases, pero no se puso la inscripción, que estaba tallada en las bases de los otros, ahora yo después les pedí, hable con monumentos nacionales en fin que se yo, incluso ahí un par de oficios donde se le pedía al Gobierno que se restableciera eso, el Instituto de Conmemoraciòn Histórica también, pero no hicieron caso.

PP: Mira, yo tengo un documento, Raúl, que se lo envía Hernan Rodriguez Villegas, el arquitecto y restaurador de La Moneda, cuando mi padre estuvo investigando como investigador iconográfico del Museo Histórico Nacional, y él hizo muchas gestiones, por lo mismo que tú me dices, para que estas cureñas lleven nuevamente la inscripción que corresponde a Lebu, y la persona encargada del Palacio de La Moneda, le dice: “pero que esto va a parecer un cementerio de placas, no se puede”,

RH: Claro, faltaba interés

PP: Claro, pero que son traídos de Lebu, son traídos de Lebu y ahí está digamos el testimonio histórico.

RH: Son donados por el pueblo de Lebu, al Gobierno de ese momento, o sea al Gobierno de Chile, que en ese momento estaba muy agradecido por lo que se había hecho, se había hecho ese puente, se había establecido el ferrocarril, en fin una serie de obras que en el fondo fueron las que hizo mi padre allá, y que el Presidente de la República, fue bien dispuesto y muy generoso con Lebu, digamos para con todas estas cosas, y con la provincia en general.

PP: Si

RH: Entonces en un almuerzo que hubo de todo el pueblo, ahí se acordó, donar estos dos cañones, porque eran cuatro cañones, dos para ponerlos en la Plaza y dos donarlos entonces al nuevo palacio presidencial del cerro Castillo,  y eso era lo que hablábamos recién, que no pudieron ser incorporados, y finalmente llegaron igual a La Moneda, pero en Santiago.

PP: Claro. Volviendo un poco a las quintas estas, maravillosas, que la verdad es que fue todo un hito, fueron tremendamente importantes y famosas además, porque todo el mundo nombraba “El Rosal”, era como lo máximo, cierto, era bellísimo, era como casi idílico ese lugar, así decía mi abuela, no.

RH: Claro esa eran las quintas de mi abuelo materno, no.

PP: ¿Claro, bueno esto después se termina porque desaparece la familia?

RH: Claro, falleció mi abuelo, después se quedó mi tío Juan con eso, después se vendió, en fin no y Lebu fue desmantelándole en general de gente, de todo, ahora yo una vez escribí un articulo en el Diario, no me acuerdo en cual allá en el sur, donde digo que los Hanne fueron todos chancleteros, tuvieron puras mujeres, entonces se perdió el apellido.

PP: Claro, también

RH: Entonces mi abuelo tuvo once hijos, de los cuales, están ocho mujeres, dos murieron muchachos, digamos y el que quedó fue mi tío Juan, el mayor, ese se quedó en Lebu y a su vez tuvo tres mujeres no mas de hijas, entonces ahí desapareció los Hanne,

PP: La compañía de vapores “Juan Hanne”, que quedaba en Rioseco s/n.

RH: Ese era mi tío, hermano de mi padre. 

PP: ¿Y eso quedaba en Rioseco, donde termina la calle, ahí digamos bordeando el río?

RH: Exacto, incluso yo alcancé a navegar en el último barco, pero también eso desapareció por el ferrocarril, porque antes todas las mercaderías llegaban por mar a Lebu y de ahí se mandaban a Cañete y para adentro, pero ya con el ferrocarril, empezaron a llegar por ferrocarril.

PP: Por vía terrestre, claro.

RH: Y era ya muy escaso entonces después el transito vía marítimo.Y se terminó cuando hubo una disposicion de que los barcos tenían que llevar medico a bordo, entonces un barco que tenia tres tripulantes, no tenían, no podían llevar a nadie, no tenia tampoco interés la empresa, te fijas, entonces ese barco ahí se quedó por muchos años varado al lado del río, hasta que con el tiempo se oxido y desapareció eso.       

Publicado en Revista Cultural "El Bote" n 99, Mayo, 2013, Lebu.















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