martes, 13 de mayo de 2014

LEBU EN LA POESIA DE GONZALO ROJAS



   


Es bastante conocido por poetas, lectores, críticos y estudiosos de la poesía chilena el vinculo total entre Gonzalo Rojas y su ciudad natal, Lebu. Si revisamos cada uno de sus libros, encontraremos en cada uno de ellos continuas referencias a Lebu, especialmente a un escenario determinado. El mar, el muelle de Lebu, con su infaltable tormenta y ventolera. Como ejemplo citaremos fragmentos de cuatro poemas de las distintos periodos de su obra poética, donde este vinculo se reactualiza. Dentro de sus primeros libros, nos encontramos con su famoso poema, “Carbón” que seguramente es el texto que ilustra a cabalidad esta relación entre el poeta y su lugar de origen:

Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces,
cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.

Como ya es sabido los primeros años de vida de Gonzalo Rojas transcurren en Lebu, lo cual bastara para que ese escenario quede fijo en sus ojos y por supuesto en su memoria, siendo evocado y referido como imagen fundacional en todos sus poemas. Lebu es entonces ese paraíso perdido que en la memoria del niño se pierde y recupera a la vez en un juego continuo. Mas adelante Rojas en sus libros de la década del 80 volverá otra vez. Cito este fragmento de su poema “Nieve de Provo”:

Lebu por ejemplo en su oleaje blanco

fijo con sus dragones de espuma

Sin embargo en “Conjuro”, un poema de sus primeros libros no puede ser mas explicito su extrañamiento, y nostalgia por su origen natal:

I
Espíritu del caballo que sangra es lo que oigo ahora entre el galope
del automóvil y el relincho, pasado el puente
de los tablones amenazantes: agua, agua,
lúgubre agua
de nadie: las tres
en lo alto de la torre de ninguna iglesia, y abajo
el río que me llama: Lebu, Lebu
muerto de mi muerte;
niño, mi niño,
¿y esto
soy yo por último en la velocidad
equívoca de unas ruedas, madre, de una calle
más del mundo?

Saltando en la línea del tiempo, llegamos a la poesía más reciente y también ultima de Gonzalo Rojas, y nos encontramos de nuevo con el niño suelto en Boca Lebu, ese lugar recóndito del planeta al que nunca dejo de nombrar. En su poema 80 veces nadie, declara: de eso

y nada van 80, de olfato

de niñez corriendo Lebu abajo, los pies

sangrientos rajados por el roquerío y el piedrerío, de eso, del

carbón pariente del diamante, de las

gaviotas libérrimas van

80, del zumbido

ronco del mar,

de la diafanidad del mar.


Ya expuestos estos ejemplos del lugar, y de la representatividad que tuvo Lebu tanto en la obra como en la vida de Gonzalo Rojas, no deja de extrañarnos ciertos hechos puntuales, que se desdicen o no concuerdan con lo que en la memoria de ese niño eterno que fue Gonzalo Rojas se manifestaba. Uno de esos hechos es que nuestro poeta descanse en un lugar que si bien lo acogió, y que el mismo eligió como residencia permanente en Chile, me refiero a la ciudad de Chillan, no es su lugar de origen (Claudio Arrau por ejemplo nació en Chillan, recorrió el mundo y sin embargo están sepultados en Chillan) hubiese correspondido que nuestro poeta durmiera frente al mar de Lebu, donde alguna vez estuvo ese potrero donde extravió su potro colorado. Ignoro las razones de porque se tomo la decisión de dejar sus restos mortales en Chillan, simplemente expongo una inquietud que podría surgir en cualquier lector o conocedor de la obra de Gonzalo Rojas y sobre todo un lector conocedor del inmenso amor que nuestro poeta profeso por su pueblo natal. Dejo la pregunta abierta sobre este hecho puntual. Otro hecho puntual que quisiera exponer es la reciente inauguración del “Salón Gonzalo Rojas”, en el Palacio de la Moneda; ¿Dónde estaban pues los representantes de la Municipalidad de Lebu o de su departamento de cultura?, ¿quien fue a esta ceremonia en representación de la ciudad natal de Gonzalo Rojas o mas bien quien fue invitado?, y por ultimo ¿Qué escritor de la zona fue invitado a dicha ceremonia? Vuelvo a dejar la pregunta abierta sobre este segundo hecho puntual. Por ultimo no puedo concluir este artículo sin mencionar que este 20 de diciembre, Gonzalo Rojas hubiese cumplido 94 años, estoy segura que un relámpago caerá ese día en el patio de su casa de Calle Saavedra, en Lebu y el niño Gonzalo Rojas repetirá infinitamente: Relámpago, Relámpago, Relámpago. Juzguen ustedes.















Publicado en Revista Cultural "El Bote", n 95, Enero,2013, Lebu.



















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