Con motivo
del octogésimo cuarto aniversario del histórico hundimiento del transporte
“Angamos” de la Armada de Chile, se llevara a efecto la ceremonia habitual,
para honrar la memoria de nuestros valientes marinos que perdieron su vida, en
medio de este brutal naufragio. La capitanía de Puerto de nuestra ciudad
dignifica la memoria del Capitán del malogrado buque Ismael Suarez Maldonado,
nombre que encabeza este gran recuerdo entre nosotros y que lo tenemos presente
en el nombre de nuestra honorable y querida Capitanía, preocupada frente al
leal compromiso del bien público y el rescate de nuestro patrimonio histórico
que enaltece profundamente el espíritu de todos quienes colaboramos en este
rescate. Indiscutiblemente es mi deber destacar la extraordinaria y valiosa
gestión que ha desarrollado en Lebu, en su calidad de Capitán de Puerto, el
Teniente Eduardo Letelier Vidal, quien a mi juicio ha sido el gran gestor
cultural que ha comenzado a cambiar en muchos aspectos el rostro de Lebu. Su
incesante espíritu de colaboración con nuestra querida ciudad, hoy lo enfrenta
a un nuevo desafío, tal vez el mas postergado, pero también el mas necesario
frente a nuestra historia de naufragios en la zona y es la construcción de un
santuario en el lugar histórico en medio de la playa, donde hace exactamente
ochenta y cuatro años, el mar entrego los cuerpos de este lamentable desastre
marítimo, hecho que ocurría en la madrugada del martes 7 de julio de 1928. El Teniente
Eduardo Letelier Vidal señala que el propósito es: “Contar con las condiciones
climáticas favorables para empezar de inmediato a construir
un nuevo monolito con forma de obelisco con una base de 1 m2 y 1,5 mts. de alto
de color blanco con una bandera Chilena pintada en uno de sus costados frente
al mar y con una inscripción escrita en el que se hace un homenaje a quienes
perdieron sus vidas en ese santuario natural". El mundo de la cultura de Lebu,
se enorgullece frente a estos actos que representan este fuerte amor y entrega frente
a nuestra historia local, la cual esta plagada de hechos de profunda
importancia que una vez más testimonian lo que mi padre dijo un día en su gran
obra:”Lebu, de la leufumapu a su centenario”, que cada rincón de Lebu es un
gran escenario para la historia. Celebramos pues así este nuevo registro que
quedara anclado en nuestra ilustre historia local que es nuestro orgullo y especialmente
en esta ocasión en que recordamos que la original población de Lebu, comenzó precisamente
en torno a su mar. He rescatado entre las letras chilenas este antiguo poema de
Samuel Antonio Lillo:
LA TUMBA DEL MARINO
Dejaron su cuerpo en la borda del puente
Envuelto en un lienzo, desnuda la frente;
Un viejo marino doblo la rodilla
Y alzo una plegaria muy tierna y sencilla;
Un trozo
de hierro a un extremo le ataron
Y el fardo a
las olas hambrientas echaron:
Salto con un
golpe la pálida espuma
Y como una
lluvia perdiose en la bruma,
Y en tanto
que el barco seguía hacia el puerto,
Bajaba al
abismo lentamente el muerto.
Su lecho es
el fondo del limpido océano
El mar de
quien siempre fue amigo y hermano;
Allí do el
abismo sus ondas dilata
Su frente
acarician los peces de plata,
Y yace
callado tendido en la hondura
Con los ojos
fijos mirando a la altura
Y ve sus
antiguos fieles compañeros
Pasar en sus
caros y raudos veleros
Que cruzan,
llevados del viento que zumba,
Como aves
enormes por sobre tu tumba.
Publicado en Revista Cultural "El Bote", n 88, Junio, 2012, Lebu.
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